Por Carlos Quinto.
A algunos les parecerá prematuro hablar sobre qué hacer con el Frente Sandinista de Liberación Nacional, FSLN en momentos que la dictadura se ve más consolidada que nunca.
Sin embargo, qué hacer con una organización criminal enquistada en el poder, determinará el futuro de un estado viable o la profundización del estado fallido, sea bajo la administración nominal de la mafia empresarial o bajo el control efectivo de la mafia sandinista.
Una repetición del error histórico de los 90s y una reedición del pacto Lacayo-Ortega que dejó vivo a un sandinismo que estaba contra las cuerdas y prácticamente knock out, sería irresponsable, suicida y hasta criminal. Eso, –con sus tácticas dilatorias y estrategias pactistas–, es lo que quiere la mafia empresarial para pescar en rio revuelto dejando al gran protagonista, al pueblo, marginado una vez más de la toma de decisiones sobre su destino.
Siendo el FSLN una organización mafiosa-criminal, voy a establecer un paralelismo relativo (guardando proporciones) con la solución que encontró una de las más grandes democracias mundiales para cerrarle las puertas al resurgimiento y vuelta al poder de otra organización criminal.
Con distinciones obvias, pero también con similitudes igualmente obvias en términos de crueldad, sadismo, despotismo y sed de sangre, sería inconcebible no tratar al FSLN de la misma manera que la incuestionablemente democrática República Federal Alemana trato al Partido Nacional Socialista Obrero Alemán (abreviado como NSDAP) tras su derrumbe.
La Republica Federal expulso al NSDAP del gobierno, lo purgo de las instituciones y de la sociedad sin que nadie la acusara de “anti-democrática” ni sacando pueriles coartadas como el ser “divisionistas” ni atentar a la “unidad”. Esto a pesar que el partido nazi, por convicción o coacción seguía contando aun al final de la guerra con decenas de millones de miembros. El saneamiento de la sociedad alemana conllevo la prohibición (que dura hasta ahora) de todo símbolo, bandera, identificación, apología, derecho de asociación y de todo lo relacionado material o intelectualmente con el régimen nazi, así como la revisión democrática de la historia.
Los juicios ejemplares de Núremberg, la campaña integral de desnazificación y reforma educativa que se dieron después fueron los pilares sobre los que se refundo la democracia alemana.
Por supuesto que eso fue posible porque los alemanes tenían (a pesar de la feroz represión nazi) lideres morales ejemplares como Ernst Reuter, Konrad Adenauer y Willy Brandt, inquebrantables patriotas y estadistas quienes sufrieron en carne propia prisión en campos de concentración, confiscaciones y exilios sin comprometer sus principios democráticos. Frente a esos ejemplares líderes y ciudadanos honestos, nosotros en cambio tenemos oportunistas, corruptos, vividores y pactistas siempre listos a venderse a la tiranía.
Reuter, y los Cancilleres Federales, Adenauer y Brandt (quien perseguido tuvo que vivir bajo seudónimo e identidad encubierta, su nombre real no era Willy Brandt) –solo para enumerar unos cuantos– tenían una trayectoria de vidas dedicadas al servicio público y al bien común de décadas en condiciones críticas y peligrosas, una estatura intelectual y un sentido del deber que son el antítesis de todos los vicios de nuestra casta política, usurpadora y arribista que nunca ha contribuido en nada al país ni lo hará jamás.
¿Qué precio han pagado?, ¿Qué sacrificio han hecho nuestros “opositores” ?, Qué merito tienen para usurpar representatividad?, Ninguno.
El liderazgo del trio germano que menciono nunca fue cuestionado no porque fueran impuestos a dedo por poderes facticos, ni porque controlaran medios de comunicación, ni porque reprimían, ni porque recurrían a tretas, ni chantajes, ni amenazas, ni porque manejaban ni repartían dinero ni favores. Su liderazgo MORAL venia del ejemplo de vidas intachables, su gravitas era natural, el respeto infundido real y autentico.
En contraste, ¿hemos oído a los títeres y testaferros Chamorros, Aranas, Cruces, Vidaurres, exigir la creación de una comisión jurídica – financiera profesional con apoyo internacional para investigar los crímenes de sus socios de la dictadura y unos Juicios de Monimbó para castigarlos? No. Ya de lo único que hablan es de pactos, “jugar el juego” y elecciones espurias para obtener tajada personal e incrementar la rentabilidad de los negocios de sus patrones del gran capital.
¿Qué diferencia hay (aparte de la racial y educacional que para el caso son accesorias) entre un esbirro sádico en El Chipote y un KAPO de campo de concentración nazi?
¿Qué diferencia hay entre una rabiosa fanática semi-analfabeta, cavernaria y primitiva quien vomita odio e incita a la violencia todos los días y un Reinhard Heydrich, violinista prodigioso y refinado de conservatorio, pero arquitecto del holocausto?
La motivación, educación y orígenes tendrán sus variaciones, pero el objetivo último es el mismo, asesinar para sostener a un régimen criminal. El mal absoluto es el mal absoluto.
Las similitudes no se limitan a lo político, se extienden también a lo económico con la diferencia que los capitanes de industria Krupp y los Thyssen alemanes (de hecho, el jefe de familia Thyssen fue arrestado, condenado por nazi y forzado a perder parte de su capital) jamás tuvieron con el Partido Nacional Socialista Obrero Alemán (abreviado como NSDAP) una relación tan cómplice y simbiótica como la indisoluble fusión entre la mafia empresarial y la mafia sandinista.
Si bien ambos sistemas de opresión causaron terror, muerte y destrucción, el NSDAP durante los años de la pre-guerra logro hazañas económicas jamás valoradas como se merecen como remontar el colapso de la economía alemana de la Gran Depresión, ponerle fin a la híperinflación, lanzar un plan de infraestructura que creo el pleno empleo y prosperidad generalizada a través de todos los estratos sociales sin excepción. El FSLN en cambio, por su ignorancia supina e incapacidad colosal ha destruido la economía nacional dos veces en 40 años haciendo retroceder el país en términos absolutos y relativos causando miseria generalizada.
Por supuesto, el NSDAP contaba con artífices y genios económicos como Hjalmar Schacht, reconocido financiero de fama mundial aun antes de la llegada del nazismo, quien sin embargo termino en un campo de concentración por oponerse a los delirios económicos de Hitler. El FSLN en cambio, cuenta como gran gurú económico con un gringo aventurero mediocre, mercenario, anónimo en los círculos financieros internacionales, sin escrúpulos ni principios y sobre todo sin dignidad para terminar en El Chipote por oponerse a las bestialidades de sus amos.
Cuando le llegue el momento al FSLN, –que dadas las condiciones actuales será probablemente provocado por la biología no por la política–, solo puede haber un camino para ellos, el mismo del NSDAP, la extinción total, ignominiosa y completa repudiado por todos los integrantes dignos de un país entero.
En la refundación del estado y la democracia alemana, se antepuso sin reparos, la justicia a una falsa «reconciliación». Ni siquiera se habló de «reconciliación» antes de que los culpables recibieran su justo castigo.
La «reconciliación» que pregonan impúdicamente algunos sectores los desnuda. No es altruista ni humanitaria. Es interesada y cínica. Basta ver quiénes son quienes la proponen para saber por qué y para que la quieren.
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Así como Alemania fue salvada expulsando a su régimen criminal del poder, purgándolo de las instituciones, de la sociedad y de la historia prohibiendo sus símbolos y aboliendo su existencia misma, Nicaragua debe hacer lo mismo con la mafia FSLN. La bandera rojinegra merece la misma repulsión y asco que la bandera nazi, la misma. La membresía a esa mafia la misma vergüenza imborrable que haber sido nazi. No se puede cometer el mismo error dos veces, oxigenándolos de nuevo para que sobrevivan como insiste la mafia empresarial (los Lacayos de hoy), el país no sobreviviría. El nazismo duro 12 años, la monstruosidad sangrienta y tiránica del FSLN lleva más de 40. El daño que causo el NSDAP a Alemania fue brutal y traumático pero temporal y reversible. El daño que causa el FSLN cada día que su fétida descomposición se prolonga es existencial y difícilmente reversible.
Eso es lo que nos jugamos. O se extingue el FSLN o se extingue la Patria.