Éramos una mancha infinita azul como el cielo de la Managua soleada

Yo nunca he sido de ir a marchas, nunca me ha gustado sentirme utilizada por nadie. Pero, esta vez fui, de negro como decían los mensajes. Fui porque esta vez los 30 jóvenes asesinados me dolieron tanto, pues nunca esperé que nuestros anteriores héroes que lucharon por derrocar a la dictadura de Somoza; hoy, que tienen el poder, mataran a sangre fría a tantos jóvenes por el simple hecho de protestar, hartos de tanto abuso que viven en su día a día. Si estudian en universidades públicas, les sacan en cara que les dan becas; si quieren conseguir un trabajo, tienen que tener un aval del FSLN; si quieren organizarse, tienen que ser de la Juventud Sandinista o UNEN, en fin…

Esta es una juventud que tenía entre 5 y 10 años cuando este nuevo gobierno “sandinista” en tiempos de paz, tomó el poder hace 11 años. Estos jóvenes fueron formados por este gobierno, con sus dogmas en las escuelas de que era un gobierno para los pobres y ellos observando que vivían y  co – gobernaban con los ricos; que su prioridad era la juventud y en las escuelas no se les hablaba de educación sexual; del laicismo del estado; de la verdadera historia del país, de la dictadura somocista, de su derrota, del intento de hacer una revolución, de lo que fue la guerra civil financiada por Estados Unidos, entre otras cosas. Pero, ahí estaba nuestra historia en su memoria y cuando vieron cómo se parecía lo que vivían al somocismo que les contaron sus padres y abuelos, un día dijeron: basta y el gobierno de “izquierda”, “sandinista”, “solidario” “socialista” y “cristiano” los mandó a MATAR.

Esa fue la gota que derramó el vaso de tanta opresión simulada de “buen gobierno” y lealtades de muchos sandinistas. Ningún gobierno, desde Somoza, en tiempos de paz, había matado y desaparecido, herido a tantos jóvenes. Y tenía que ser un gobierno sandinista. Eso nadie lo perdona. Miles y miles de personas desde el primer día que asesinaron a los primeros hace cuatro días, sacaron con orgullo y patriotismo su bandera blanca, la de su país, que ha sido casi usurpada por la rojinegra del sandinismo, cuando de luchar por los derechos sociales del país, desde los años 80, se trataba. Esta vez, recuperamos nuestra bandera, por una Nicaragua libre de dogmas falsos y hasta de ser utilizada como emblema para beneficio del mejor postor.

Esta bandera, fue en su momento, el símbolo de las marchas de los partidos de derecha y el pueblo, aun el que no era sandinista, no la usaba para no ser confundidos con los intereses de los partidos que defendían los intereses de los más pudientes. Hoy eso cambió, caminamos más de quince kilómetros ondeando orgullosos nuestra bandera azul y blanca, desde Metrocentro hasta la UPOLI, donde están resistiendo los chavalos y chavalas para ser escuchados en sus demandas y en solidaridad para decirles que no están solos, en una marcha que no tenía fin, solo se miraba una enorme macha azul.

Fue impactante, cómo la gente dejó a los riquitos del COSEP, con su marcha, ellos se pasearon como en un desfile de moda por la rotonda; mientras, el pueblo les gritaba que estaban allí sin miedo por defender a sus muertos. Hasta ladrones y cómplices del gobierno les gritó la gente. Después, ellos intentaron seguir el rumbo de la marcha que les había autorizado la policía y un mar de gente se dirigió hacia la UPOLI y les dejó su marcha.

Cuando llegamos, a la Universidad Politécnica, era tanta la gente que nadie podía acercarse donde estaban los chavalos con sus pañuelos ocultando sus caras y ondeando la bandera de la patria, por lo que en un momento, la gente se organizó para que los que venían atrás pudieran saludarles. Parecía una peregrinación como la que hacen los católicos hacia sus santos. Pasaron dos horas y la gente seguía entrando hacia los portones de la UPOLI.

Con profunda tristeza y orgullo, tenemos nuevos héroes y mártires en este país en el que los muertos por la libertad, siempre la ponen los jóvenes.